Con el buen tiempo desde lacestitadelbebe.es vamos a hablar sobre esa difícil relación entre la arena y nuestros peques. Y es que esta materia está presente en muchos lugares de nuestro día a día, parques, colegios, explanadas, playas…
La arena sabemos que mancha y es correosa además de molesta si se nos introduce en el calzado. Pero el principal problema que tienen los bebés es que descubren y exploran todo llevándoselo a la boca. ¿Qué sucede entonces si nuestros peques se llevan arena a la boca?
Nosotros como padres hemos visto de todo, desde padres que pasaban olímpicamente del tema y su hijo comiendo arena en el parque y su excusa consistía en decir, “más minerales toma”. Bromas aparte si la arena está limpia de excrementos, colillas y demás y ha tomado poco pues no es mayor problema, el problema puede venir si se toma mucha o está contaminada con problemas gástricos y además si se vuelve habitual este hábito de tomar arena puede convertirse en un problema llamado la Pica.
Este es un trastorno alimenticio que se da en niños menores de 6 años, y que su principal característica es que se los pequeños se llevan a la boca arena, yeso, pintura, tiza, carbón y demás elementos no saludables.
No están claros los motivos principales que pueden derivar en este trastorno, pero pueden ir desde déficits nutricionales en vitaminas y minerales, o una costumbre adquirida. Hasta problemas derivados de autismo o incluso otros tipos de problemas mentales que se debe diagnosticar por un pediatra o especialista.
¿Qué hacer si el peque come arena?
Normalmente estos actos se suelen producir en parques y playas que son donde más a menudo están los peques jugando. Por normal general suele estar prohibidos los animales en estos espacios, pero si los hay puede haber desechos y gérmenes en contacto con la arena. Si los peques toman esta arena contaminada puede acarrear gastroenteritis, diarreas, infección, o incluso obstrucción intestinal con lo que conlleva todo esto.
Si somos conscientes de que el pequeño se lleva arena a la boca, lo primero deberemos estar pendientes de ellos, para detenerlo si va a hacerlo y limpiarle o lavarle bien las manos antes de que se las lleve a la boca. También debemos observar y cerciorarnos de que el entorno esté limpio, es decir, no esté contaminado de desechos, bichos, colillas, chicles, etc. Vamos todo lo no deseable que podemos encontrar en un parque o playa. Como último consejo si vemos que estas acciones son reiteradas es mejor ir a ver al pediatra para ver si se trata de algún trastorno alimenticio, ansiedad, o anemia o algo más grave en el caso de serlo.
Así que con este trastorno debemos estar atentos y utilizar el sentido común, normalmente son formas de explorar que tienen los pequeños y no tienen mayor importancia, que alguna gastroenteritis.
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